En la próxima década muchas cosas van a cambiar en el mundo de los sistemas de aeronaves no tripuladas (UAS), más popularmente conocidos por drones, entre ellas su uso para reparto de paquetería. Desde el pasado 31 de diciembre una nueva normativa europea permite su uso para dicho fin, pero todavía hay requisitos técnicos y operacionales que cumplir para que sea una realidad. Se trata de un reglamento que contempla escenarios de futuro, para que no se quede obsoleto, pero tal y como recuerda Isabel Maestre, directora de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), «esta actividad se desarrollará de forma gradual».
Ángel Macho, director de Unvex, salón dedicado a los vehículos aéreos no tripulados tanto civiles como militares, también cree que el crecimiento de los drones en el sector logístico va a ser grande, pero «hay muchas dudas por resolver». Cuando hablamos del reparto de la última milla «hay un riesgo alto porque se trata de zonas urbanas y territorios privados», reflexiona. Ahora mismo «la capacidad de carga es baja y vuelan 30 minutos», señala, con lo cual habría que compaginarlo con el sistema tradicional. Con el tiempo, «tendremos pilas de hidrógeno que duran más y los sistemas serán cada vez más robustos», añade. El director de Unvex distingue dos escenarios al hablar de la última milla. Por un lado, «en las zonas remotas, despobladas y complicadas, donde el uso de drones resulta más barato y es mejor». Sin embargo, «para la última milla del paquete que ahora recibimos en la puerta de casa nos vamos a encontrar con más limitaciones físicas y legales».